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Los analistas señalan dos puntos de fricción, en los que ven peligro de guerra: Ucrania y Taiwán. El tema preocupa porque supondría un claro enfrentamiento entre grandes potencias. No pretendo hacer pronósticos, pero sí intentar ver la situación con metodología gamma. Desde el Panóptico resulta interesante asistir al comienzo de las guerras. Graham Allison en La trampa de Tucídides, dio la razón al historiador griego cuando escribió: “fue el surgimiento de Atenas y el miedo que esto infundió en Esparta lo que hizo que la guerra fuera inevitable». Cuando una potencia en ascenso (Atenas) desafía a una potencia dominante (Esparta) es muy probable que esta comience una guerra.

Para fundamentar su tesis, Allison dirigió un estudio en el “Belfer Center of Science and International Affairs”, de la Universidad de Harvard, que analizó dieciséis instancias históricas similares, de las cuales doce finalizaron en guerra. Eso le hizo afirmar que las posibilidades de un enfrenamiento entre EEUU y China eran altos. Xi Jinping afirmó en el XIX Congreso del Partido Comunista Chino que la noción de poder hegemónico no era válida y que China no era expansionista. Su proyecto es construir “un nuevo tipo de relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo, la equidad y la justicia, y la cooperación y el ganar-ganar”, basado en el “destino común de la humanidad”.

Tal vez el miedo a caer en una “trampa de Tucídides», a la que el mismo Xi Jinping se refirió en alguna ocasión, esté en el origen del fortalecimiento militar de China, con lo que aumentaría la posibilidad de que Tucídides acabara teniendo razón.

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