Ruth Wodak, una lingüista austriaca especializada en el discurso político, ha acuñado la expresión “normalización de la desvergüenza”, para designar una serie de prácticas que están deteriorando el discurso público. Piensa que no hemos entrado en la era de la postverdad, sino de la postvergüenza (post-shame). La desvergüenza propicia una nueva normalidad en la que no se ve como algo escandaloso mentir o sacar conclusiones precipitadas sin prestar atención a la evidencia disponible. (Wodak, R. (2019). “Entering the “post-shame era‟: the rise of illiberal democracy, populism and neo-authoritarianism in Europe”. Global Discourse, 9(1), 195-213). Ecce Temerkuran, periodista turca, autora de Cómo perder un país (Anagrama) señala también que la “postverdad”, o las “verdades alternativas”, vinieron precedidas por la “normalización de la desvergüenza”. Siguiendo un método afín a El Panóptico (comparar casos) identifica los siete pasos que tiene que dar un líder populista para dejar de ser un personaje ridículo y convertirse en un tipo aterrador, mientras corrompe hasta la médula a toda la sociedad de un país. Uno de esos pasos es “eliminar la vergüenza”.
”No hemos entrado en la era de la postverdad, sino de la postvergüenza (post-shame). La desvergüenza propicia una nueva normalidad en la que no se ve como algo escandaloso mentir o sacar conclusiones precipitadas sin prestar atención a la evidencia disponible.
Ruth Wodak“Entering the “post-shame era‟ The rise of illiberal democracy, populism and neo-authoritarianism in Europe
La “desvergüenza” -la falta de vergüenza- es un fenómeno de extraordinario interés psicológico, social y moral. En principio parece una buena cualidad, porque la “vergüenza” es un sentimiento negativo. El Diccionario de Autoridades lo definía así:
”Pasión que excita alguna turbación en el ánimo por la aprehensión de algún desprecio, confusión o infamia que se padece o teme padecer.
Diccionario de Autoridades
Es el miedo al juicio ajeno, a ser “mal visto”. Está relacionada con el “pudor”, una emoción social que tendré que historiar en el Proyecto GAMMA (Seguiré el trabajo de Jean Claude Bologne: Histoire de la pudeur). La persona vergonzosa es tímida, se siente coaccionada por la mirada ajena. Por lo tanto, deberíamos considerar la desvergüenza como una liberación, como una propiedad esencial de la persona autónoma. Pero aquí entra en juego otro aspecto. La vergüenza es un instrumento emocional de control social. Presiona al individuo para que actúe de la manera adecuada, sin tener que acudir al castigo. Es, pues, una emoción moralizadora. El castellano elogia al que tiene vergüenza (por ejemplo “vergüenza torera”) porque no está dispuesto a actuar de forma indigna o deshonrosa. El francés honte (vergüenza) señala su relación con el honor. Hay, pues, dos acepciones del término “vergüenza”. Una peyorativa y otra elogiosa.
La importancia que la vergüenza y los conceptos relacionados (honor, fama, reputación, humillación, etc.) ha tenido en la evolución humana me animan a elaborar un “ensayo GAMMA” sobre ellos.
Es muy interesante entrar en la cabeza de un investigador como la información que entra produce una tormenta de ideas y creencias y sacan por medio del intérprete una nueva ocurrencia la elaboración de un nuevo pensamiento que lo hace crecer y comunicar lo nuevo.Gracias por permitir bucear en su mente es de provecho.