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El sociólogo español que más me interesa es una socióloga: Helena Béjar. La sigo desde que en 1988 publicó un libro que me llamó la atención El ámbito íntimo. Privacidad, individualismo y modernidad (Alianza). Mi interés continuó cuando en 1993, publicó La cultura del yo (Alianza). Se interesó por la sociología de los sentimientos una década antes de que las ciencias sociales experimentaran el “giro afectivo”.  El hecho de anticiparse hizo que no se valoraran adecuadamente esos libros. Ahora, en plena redacción de El deseo interminable vuelvo a mis notas de lectura de su obra porque en 2018 publicó Felicidad. La salvación moderna (Tecnos), donde estudia el papel que ha tenido la idea de felicidad desde la Ilustración hasta la actualidad. En consonancia con sus libros anteriores, le interesa llamar la atención sobre la privatización de la felicidad, paralela a la exaltación de la intimidad y a la desconfianza sobre la vida pública. Se ha producido una psicologización de la felicidad, que ha llegado a su cima con la psicología positiva., que ha provocado tres desplazamientos del significado de la palabra “felicidad”.  El primero, desde la felicidad al optimismo, y de este al de “actitud positiva”. Entiende la felicidad como una actitud que se construye a través de la voluntad. “Lo único que hace falta para ser optimista en proponérselo y ponerlo en práctica,” (Lyubomirsky). En el segundo desplazamiento se sustituye la felicidad por el concepto de bienestar subjetivo. Es un proceso que contiene actitudes, sentido y espiritualidad “La felicidad es el nombre que ponemos a pensar y sentir positivamente acerca de nuestras vidas” (Diener).  El tercer desplazamiento de la idea de felicidad se opera reemplazándola por sus componentes. Pensando que es muy científico convertirla en una fórmula, se lanzan a ello.

Fórmula Diener: Felicidad = Afectos positivos - afectos negativos + satisfacción con la vida + florecimiento (evaluación de los aspectos positivos de la vida).

Fórmula Seligman que, además, cuantifica la importancia de cada factor:

Base genética

(50%)

circunstancias de la vida (matrimonio, amigos, trabajo)

(10%)

voluntad

(40%)

La idea de fondo es que cada uno es responsable de su felicidad, que depende en último término de su manera de pensar. Esta idea, expuesta como un mensaje optimista (“Tu puedes”) tiene efectos deletéreos individual y socialmente. Si eres desgraciado es tu culpa, y no hay que preocuparse por las circunstancias sociales porque, como dijo Epicteto (autor de referencia para la Psicología positiva), no nos hacen desgraciados las cosas, sino las ideas que tenemos de las cosas. La acusación de conservadurismo exagerado que se ha hecho a esta escuela tiene aquí su fundamento.

La obra de Béjar me interesa para mi proyecto actual por otra razón.  La agitada historia de la felicidad que estoy escribiendo muestra un permanente conflicto entre proyectos privados de felicidad, por una parte, y, por otra, entre la felicidad privada y la felicidad pública. Esta la estudió Béjar en otro de sus libros El corazón de la república que me está resultando muy útil. Como me ocurre siempre que reviso mi archivo y mis notas de lecturas me siento incapaz de decir hasta qué punto son mías mis ideas, o son solo recuerdos elaborados, sin que yo sea consciente, en el industrioso telar de la memoria.