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Para descubrir cómo se ejerce el poder me parece muy revelador saber cómo se ha conseguido. Dejaré a un lado a quienes lo han heredado – monarquías, títulos nobiliarios, grandes fortunas- para centrarme en los que han alcanzado el poder desde fuera de su círculo.

En el caso de la política se trata de un poder “posicional”. El objetivo es apoderarse del puesto de mando de una organización – estatal, de un partido político, de una empresa -, que dispone de herramientas de poder bien consolidadas. Para conseguirlo, unas veces tienen que crear organizaciones para acceder al poder. Lenin, Mussolini y Hitler, por ejemplo. En el caso de De Gaulle tuvo que ser aceptado por los líderes verdaderamente poderosos: Churchill y Roosevelt. Tito fue un caso especial, porque adquirió primero prestigio heroico como jefe de los partisanos en lucha contra los nazis.

Joseph Stalin, Winston Churchill, Konrad Adenauer, Margaret Thatcher, Mijaíl Gorbachov, Helmut Kohl eran políticos que tuvieron que ascender dentro de sus propios partidos, a base de astucia, aguante, y un inagotable deseo de poder.

En el caso de Franco resulta difícil saber lo que sucedió en la reunión del 21 de septiembre de 1936 en que los demás generales le nombraron comandante supremo del ejército y pocos días después le entregaron los poderes absolutos del Estado. Joseph Stalin, Winston Churchill, Konrad Adenauer, Margaret Thatcher, Mijaíl Gorbachov, Helmut Kohl eran políticos que tuvieron que ascender dentro de sus propios partidos, a base de astucia, aguante, y un inagotable deseo de poder. Hablando de Tito, Kershaw comenta: “A quienes lo trataban de cerca lo que más les impresionaba era su instinto político y “una sed de poder sagaz e insaciable”. En sus últimos años, Tito recordó lo que le había dicho Churchill al final de la guerra: “Lo que cuenta es el poder, y el poder otra vez, y el poder de una vez por todas”. Su ansia de poder estaba inevitablemente entrelazada con otro ingrediente que es un componente esencial de la personalidad de los dictadores (y en cierta media de todos los líderes políticos): era implacable. No tenía la crueldad psicológica de Stalin, pero el liderazgo de los partisanos requería una dureza inflexible”.

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