Episodio 2x17
Dios (II)
En el podcast último nos preguntábamos si habría que inventar la palabra Dios si no existiera. Ahora podemos preguntarnos por qué se inventó, por qué se inventaron las religiones.
Creo que se juntaron varios motivos. Todas las religiones afirman la existencia de un mundo visible que remite a un mundo invisible, en el que intentan buscar explicación, consuelo, sentido y normas. Una de las creaciones de la inteligencia humana es conocer, y de ahí sale la ciencia, pero la inteligencia se encuentra con otros problemas: encontrar sentido a la vida, librarse de la angustia, aplacar el miedo, buscar la salvación, elegir el modo de vivir. Son objetivos importantísimos, que las religiones han intentado alcanzar. Explicar, ordenar, salvar. Al estudiar la evolución de las culturas podemos ver con que ahínco los humanos han intentado alcanzar esas metas.
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¿Existe Dios?. ¿Se puede demostrar su existencia?. En los últimos siglos se ha llevado a cabo en Occidente una feroz crítica hacia cualquier poder sobrenatural que no pueda ser demostrado racionalmente. Pero algunas personas argumentan en contra de este planteamiento. Wayne Dyer narra la siguiente parábola: “Dos fetos están en la matriz de su madre. Uno le pregunta al otro: ¿Crees en la vida después del nacimiento?. El otro contesta: Desde luego, tiene que haber algo tras el parto. Quizá estemos aquí para prepararnos para lo que vayamos a ser más tarde. ¡Bobadas!, dice el primero; no hay vida tras el nacimiento. ¿Qué clase de vida podría ser?. El segundo dice: No sé, pero seguro que hay más luz que aquí. Quizá andemos con nuestras piernas y comamos con nuestra boca. Tal vez tengamos otros sentidos que ahora no podemos comprender. El primero le contesta: ¡Eso es absurdo!. Andar es imposible. ¿Comer con nuestra boca?. ¡Es ridículo!. El cordón umbilical nos da nutrición y todo cuanto necesitamos. El cordón umbilical es muy corto y no podemos separarnos de él. Por tanto, la vida tras el parto no tiene sentido. Y, además, si hubiera vida, ¿por qué no ha vuelto nadie a decirnos cómo es esa vida?. ¡Convenceté!: el nacimiento es el final de la vida. ¡Bueno, no sé!, dijo el segundo, pero seguramente nos encontremos con Madre y ella se ocupará de nosotros. El primero contesta: ¿Madre?, ¿crees de verdad en Madre?, eso da risa. Si Madre existe, ¿dónde está ahora?. El segundo contesta: Está por todas partes alrededor de nosotros. Estamos rodeados por Ella. Somos de Ella. Vivimos en Ella. Sin Ella este mundo no existiría ni podría existir”.