Desde el Panóptico se divisa un fenómeno histórico complejo y dramático, al que he denominado “tobogán político” (Holograma 8). Es una dinámica acelerada, a veces no querida por nadie, que puede impulsar a las sociedades hacia la tragedia. Los acontecimientos que condujeron a la guerra civil española son un triste ejemplo. Influye en ese descenso a los infiernos la convicción, mantenida por alguna de las partes, de que esa deriva es inevitable. En el caso de la guerra civil, José María Gil Robles expresó esa creencia en el título de sus memorias No fue posible la paz. Así funcionan las profecías que se cumplen por el hecho de enunciarlas.
En Biografía de la inhumanidad he intentado descubrir alguno de los mecanismos que conducen a la atrocidad. Hay siempre una mala evaluación de la situación. Una guerra empieza porque alguna de las partes cree que la va a ganar con facilidad. Los Estados Mayores contendientes en la Primera Guerra Mundial pensaban que iba a durar unos pocos meses. Barbara Tuchman ha estudiado el tobogán que condujo a esa guerra en Los cañones de Agosto y, al parecer, Kennedy no se dejó arrastrar por sus consejeros más belicosos durante la crisis de los misiles en Cuba porque había leído ese libro. Tuchman también ha estudiado otros fracasos de la racionalidad política en La marcha de la locura. La única solución para evitar el deslizamiento es establecer sistemas de frenado que impidan la aceleración del descenso, por eso sería conveniente que los gobernantes conocieran el funcionamiento de tan peligrosos mecanismos.
Algunos toboganes políticos
En este momento, hay una gran preocupación por las tensiones entre China y Taiwán, que algunos piensan que puede desembocar en una guerra de dimensiones imprevisibles. A pesar de repetir que China es una nación pacífica sin ninguna veleidad imperialista, Xi Jinping advirtió en la conmemoración del centenario del Partido comunista chino que la reunificación es una prioridad. Taiwán por su parte está fortaleciendo sus fuerzas armadas con compras masivas de armamento sobre todo a EEUU y se siente protegido por gran parte de la comunidad internacional, en especial por el QUAD (alianza entre EEUU, Japón, Australia e India) reforzada por Biden. Todas las partes implicadas ejecutarán sus juegos de estrategia para ampliar su poder o para no perderlo. Espero que sepan detectar la aceleración del tobogán.
Un ejemplo de “tobogán político” -aunque afortunadamente de menor gravedad- se dio en el procés catalán. El estudio cuidadoso de las decisiones que llevaron a la declaración unilateral de independencia, en vez de a una convocatoria de elecciones, puede ilustrarnos sobre ese mecanismo resbaladizo. En este momento, muchas voces piensan que los indultos y la respuesta independentista –“lo volveremos a hacer”- presagian el inicio de otro tobogán. Lo observo con atención, confiando en que los sistemas de freno funcionen.