La violencia expresiva de la política española me preocupa. Es posible que sea tan solo una ausencia de buenos modales unida a la necesidad de estar produciendo titulares constantemente.
Convertidos en maquinarias electorales, el principal objetivo de los partidos políticos no es encontrar soluciones, sino conseguir votos. Para ello tienen que llamar la atención, que es un bien muy escaso, como demuestra la “economía de la atención” en la que están embarcadas todas las grandes compañías.
"Políticos masculinos que discuten ”, Freepik
”El principal objetivo de los partidos políticos no es encontrar soluciones, sino conseguir votos.
Estoy seguro de la violencia se quedará en palabras, aunque una cadena de televisión alemana me preguntó hace una semana si peligraba la democracia en España. Sin embargo, la crispación dificulta la solución de los problemas y eso es malo para todos. Por eso me gustaría que leyeran un breve ensayo de Jiří Chalupa titulado “La incontinencia verbal y el fracaso de la II República española. El discurso político irresponsable y su contribución al estallido de la guerra civil”. Toda la retórica política iba dirigida a plantear los temas en términos de conflicto -es decir, en términos de victoria y derrota- y no en términos de problema, es decir, de soluciones o no soluciones. El autor estudia los discursos de cuatro políticos de la República: Gil Robles, José Antonio Primo de Rivera, Azaña y Largo Caballero, todos incendiarios. Ante la crispación ambiente, que algunas veces roza lo grotesco, recuerdo las palabras de Felipe II a los próceres soliviantados: ¡Sosegaos! ¡Sosegaos!.