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Sí, pero cargada de fuerzas. La teoría de redes, en especial de las redes neuronales que son el fundamento de la Inteligencia Artificial, indican que los enlaces y vínculos se mueven en distintas capas y tienen diferente peso. Así sucede en las redes humanas. Niall Ferguson en su libro La plaza y la torre ha estudiado las redes de poder. Hay redes horizontales y redes jerárquicas. Una de las fuentes de poder de una persona son sus redes de relaciones. Suele decirse que el mayor provecho que sacan los alumnos de las universidades de elite americanas es su lista de teléfonos. Ferguson analizó como ejemplo la red de influencias de Henry Kissinger. Esas redes pueden ser también de dependencia.

El concepto de red da tanta relevancia a los vínculos, a las relaciones, que hace pasar casi desapercibido el otro elemento esencial de toda red: los nodos, los puntos de encuentro. En el caso del poder político, los nodos son los ciudadanos, que pueden quedar difuminados y desactivados en la red. Nuestros alumnos deben tener conciencia que disolverse en la red anula su poder. Una red fanática es aquella que encierra los nodos en una burbuja en la que solo funciona la lógica de la burbuja, que tiene filtros para bloquear cualquier información que pudiera resquebrajar la seguridad del convencido.