Desde el Panóptico, se contempla un mundo a dos velocidades: tecnológicamente muy avanzado, pero mentalmente anclado en programas ancestrales. La guerra de Ucrania es una prueba evidente.
Me gustan los mapas. Comprendo que en el siglo XVII los holandeses decoraran con ellos sus casas. Así se ve en los cuadros de Vermeer “Soldado y muchacha sonriente”, “El arte de la pintura”, “Mujer leyendo una carta”, o en “Los músicos” de Jacob Ochtervelt.
Una de las características de la inteligencia humana es su capacidad de anticipar el futuro. Tomamos decisiones pensando en el porvenir, a sabiendas de que no lo conocemos.
Las estadísticas de las batallas, los enfrentamientos entre naciones, la interpretación económica de los cambios sociales, son visiones verdaderas, pero ¿nos permiten comprender lo que sucedió?
El amplio campo de la sexualidad humana vive un momento de ebullición difícil de cartografiar. El mapa que presento debería por ello ser más minucioso. De acuerdo con el método de El Panóptico, para comprender el mapa sincrónico (actual) es preciso conocer su genealogía.
La pandemia primero y la agresión a Ucrania después han puesto de manifiesto la necesidad de cooperación entre las naciones. La tendencia es a la unidad, no a la fragmentación. Por eso, resulta anacrónica -además de disparatada- la aparición pública de Junqueras y Otegui comparando la situación del País Vasco y Catalunya con la Ucrania invadida por el ejército ruso.
La protesta contra la “racialización” o el “indigenismo” acaba convirtiéndose en un racismo de nuevo cuño.
El deseo de venganza es un fenómeno que revela una parte no suficientemente estudiada de la afectividad humana, como ya señaló Nico Frijda, un reputado estudioso de las emociones. Es un acto dirigido a dañar a una persona o a un grupo en respuesta al sentimiento que uno tiene de haber sido dañado por ellos.
Otro “ensayo GAMMA”. La evolución de las pasiones humanas, sus sutiles tramas, el modo como han ido dirigiendo la historia y plasmándose en instituciones me fascina. El domino afectivo que voy a estudiar es universal, permanente y poderoso. Su energía ha determinado nuestro pasado y nuestro presente. Forma parte de nuestra herencia biológica pero las diferentes culturas la han utilizado, expandido, formateado a su manera. Me refiero al caudaloso torrente emocional de la fama, la pertenencia a un grupo, la reputación, la gloria, el honor nacional