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Los astrónomos saben que el universo puede contemplarse iluminado con distintas luces, es decir, con diferentes longitudes de onda. La luz visible nos presenta un universo más estable y armónico. En cambio, al iluminarlo con rayos gamma, aparece un turbión de energías en acción. Les recomiendo que vean el vídeo “Rayos gamma: una ventana al universo más violento (y oscuro)”.

Algo parecido sucede en la Historia. Los acontecimientos pueden verse con luz visible que muestra una objetividad fría. Por ejemplo, las estadísticas de las batallas, los enfrentamientos entre naciones, como si estas fueran entes reales que salen a pelear, la interpretación económica de los cambios sociales, son visiones verdaderas, pero ¿nos permiten comprender lo que sucedió? La pobreza no es una estadística, sino una sucesión de desdichas diversas. Contemplar la historia “con rayos gamma” nos revela un juego de fuerzas, intereses, miedos, coacciones, odios. Pensemos en un hecho trágico: la guerra civil española. ¿Cómo se vería iluminada de esa manera? Eso es lo que quiero contar en la “historia emocional de la humanidad”, pero ni siquiera sé si es posible hacerlo.

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