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Continúo comentando los titulares de las entrevistas que me han hecho a propósito de la aparición de El deseo interminable. Me interesa saber qué ha llamado más la atención del periodista o qué ha creído él que iba a llamar más la atención del lector. Gonzalo Nuñez en theobjective.com me identifica como “un ilustrado contra ‘wokes’ y reaccionarios. Estoy de acuerdo. En efecto, me considero un ilustrado, como ya he explicado, y el libro, en cierto sentido es una historia de la Ilustración, de una ilustración que de manera fragmentaria se ha ido gestando a lo largo de la historia, y que se consolida en Europa en el siglo XVIII. Es una marcha hacia la mayoría de edad de la humanidad, un múltiple y largo proceso convergente de la humanidad que, movida por su tenaz búsqueda de la felicidad, se ha ido acercando por diversos caminos y a distintas velocidades a un proyecto de vida que rechaza la sumisión ciega a la autoridad en el pensamiento o en la política, que desarrolla el pensamiento crítico buscando evidencias  corroboradas de la mejor manera posible, y que se empeña en encontrar soluciones cada vez más justas a los problemas  sociales. Se esfuerza por denunciar la inmoralidad de las “morales tribales” y la necesidad de elabora una “Moral universal”.

También reconozco estar en contra de la ideología woke. Como utiliza una jerga especial, redacté en el Panóptico un diccionario de urgencia woke. El movimiento me parece una iniciativa justa (reivindicar a las víctimas) extraviada por usar una mala filosofía (l postmodernismo).Al principio era un movimiento antirracista, decidido a limpiar el mundo de la blanqueidad, origen de todos los males. Pero el modelo atrajo a otros colectivos discriminados por razones de género, orientación sexual, o por disfunciones físicas y mentales, Se multiplicaron las cátedras de estudios descoloniales, de género, de teoría critica de la raza, interseccionalidad, teoría queer, discapacidades y obesidad. Los dogmas principales son los siguientes:

(1) El testimonio de la persona considerada oprimida es sagrado e incuestionable.


(2) No hay una verdad objetiva sino “experiencias vividas”, incomunicables. Solo un negro puede saber lo que siente un negro.


(3) Lo que se considera verdad es una creación del poder.


(4) La identidad racial, sexual o de género define la totalidad de la existencia.


(5). Todo es construcción social, no solo el género sino también el sexo.


(6) Solo podemos ver las cosas desde el grupo a que pertenecemos. La universalidad es un intento de justificar la supremacía blanca.


(7).- Lo que hace un blanco representa a todos los blancos.


(8) El colonialismo no es un fenómeno pasado, sino que forma parte de la estructura mental de todo hombre blanco, al igual que el machismo, la mentalidad patriarcal y la violencia.


(9). Los colectivos discriminados son los únicos que pueden juzgar las agresiones de los dominadores, aunque estos no sean conscientes de ellas, ni tengan intención de agredir. Para evitar sus desmanes hay que instaurar una cultura de la cancelación.

Estoy en contra del pensamiento woke por su negación de conocimiento objetivo, que lo lleva a posturas ridículas; el rechazo a todo lo universal, incluida la ciencia y los derechos humanos; la exaltación de cualquier cultura, siempre que no sea blanca. El gobierno neozelandés ha introducido en el sistema educativo secundario los conocimientos tradicionales de los maoríes (“matauranga maorí”) al mismo nivel que otros saberes. El mensaje es que la ciencia “sería una invención de la dominación europea sobre los pueblos indígenas”.

Me parece un pensamiento reaccionario, porque están muy cerca de los reaccionarios del siglo XVIII y XIX, que se enfrentaron con la Ilustración y la revolución francesa. Defendían las desigualdades humanas, negaban los derechos universales, relacionaban la verdad con la identidad cultural, y rechazaban la posibilidad de que los distintos grupos pudieran entenderse. Cada uno está encerrado en sus evidencias tribales, por lo que la incomunicación, el conflicto y la lucha son inevitables. En El deseo interminable he descrito cómo la reacción europea condujo al fascismo. Es una enseñanza que la historia nos proporciona.

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