En El deseo interminable aparece continuamente el hambre como gran motor de movilizaciones sociales y de revueltas. Por ello he necesitado hacer incluir una “historia del hambre”, como también una “historia de la pobreza” de la que forma parte. Tenemos terribles descripciones de lo que supone morir de hambre.Los “Motines de subsistencia” o “motines del pan” se han dado a lo largo de la historia.
La guerra de Ucrania refuerza mi convicción de que el cerebro humano puede sufrir regresiones. Toda su arquitectura parece dirigida a aprovechar el impulso pasional para dirigirlo a metas inteligentes.
Tener un buen nivel educativo es imprescindible para que una nación sea próspera, cordial y justa. Pero esto es algo más que tener un buen nivel escolar. Como he repetido muchas veces, “Para educar a un niño hace falta la tribu entera.
La ética, como ciencia inductiva de la búsqueda de la felicidad, puede servirnos de criterio para juzgar las culturas incluidas las religiones.
A partir de la evolución de las culturas, creo que podemos considerar criterios válidos para evaluar una religión concreta, los siguientes…
La Semana Santa me ha sorprendido redactando El deseo interminable, una historia de la evolución de las culturas interpretada como historia de la búsqueda de la felicidad. Era inevitable relacionar ambos hechos. Las religiones tienen una especial relación con la búsqueda de la felicidad.
La Ciencia de la evolución de las culturas puede utilizar un doble método: genético y genealógico. El genético sigue el orden cronológico en que han ido generándose los sucesos. El genealógico parte de los hechos para remontarse hasta su origen.
Nuestro comportamiento está dirigido por los diseñadores de metas (necesidades, deseos, proyectos) y por las emociones y sentimientos que van informando de los procesos de realización.
La idea de que la Ciencia de la evolución de las culturas puede fundamentar un sistema filosófico no es una ocurrencia mía. Ortega dijo algo muy parecido.