La invasión rusa de Ucrania marca una fecha triste. Metido como estoy en el análisis de las pasiones que mueven la historia, observo el inicio de una nueva guerra, iluminándola con rayos Gamma.
Desde que comencé el Proyecto Gamma he leído una documentación muy variada y he hecho tanteos temáticos sobre la primera Cruzada, la influencia motivadora del honor y la gloria, la venganza como paso de una violenta emoción a una institución social, y la evolución de la sexualidad. He repasado el tema de las religiones y de las estrategias del poder.
Mañana 23 de febrero participo en “Las tres puertas”, un programa de “conversación serena” dirigido por María Casado en La1 de RTVE. En este momento se insiste en la necesidad de enriquecer el espacio público introduciendo los temas verdaderamente importantes en la “conversación política”.
El deseo de venganza es un fenómeno que revela una parte no suficientemente estudiada de la afectividad humana, como ya señaló Nico Frijda, un reputado estudioso de las emociones. Es un acto dirigido a dañar a una persona o a un grupo en respuesta al sentimiento que uno tiene de haber sido dañado por ellos.
A distintas escalas, provinciana una y mundial otra, desde el Panóptico se ve en los enfrentamientos en el PP y en Ucrania un fenómeno análogo: el deseo de poder en acción.