Todas las sociedades se han enfrentado al problema de cómo resolver los conflictos. Llamamos “justicia” a su adecuada resolución. Una de las sorpresas que proporciona El deseo interminable es que muestra que la “búsqueda de la felicidad” se entremezcla con la “búsqueda de la justicia”
Tal vez sea la alegría la emoción más cercana a la felicidad. Hace ya muchos años, cuando era un fervoroso lector de Henri Bergson -un gran filósofo, premio Nobel de literatura-, me impresionó la distinción que hacía entre “placer” y “alegría”
“Pasión” es un término equívoco. Su historia es confusa. Pathos significaba en griego lo que afecta al ser humano, lo que se padece. Durante siglos fue el término más general para designar el mundo emocional.
La idea de que toda la historia humana deriva de tres grandes pulsiones universales y permanentes, a las que acompañan como guías las emociones universales, y el pensamiento como herramienta expansiva y correctiva. Mis dudas proceden de que no se si esta idea es verdadera.
La máquina de la que estamos hablando es nuestra máquina de producir ocurrencias. Nuestro cerebro está siempre captando y elaborando información. Normalmente lo hace de manera adecuada, ajustada a la realidad, adaptada a la vida.
Todo suceso histórico debe poder reducirse, con mayor o menor número de intermediaciones culturales, a ese breve repertorio de energías afectivas. ¿Cuáles son los mecanismos de ampliación, variación y combinación de los deseos?
Recomienda el libro Russia’s New Authoritarianism: Putin and the Politics of Order’ de David G. Lewis, que analiza la influencia de Carl Schmitt en la Rusia moderna.
Hay dos ideas de Schmitt que se han hecho populares
Cataluña parece movida -con los debates internos en Junts y el escándalo de las escuchas- pero creo que está evolucionando hacia un periodo de “política ilustrada” que, como saben mis lectores es aquella que no se plantea en términos de conflicto, sino de problema. Pere Aragonés no es Qim Torra ni Puigdemont.
Continúo leyendo Cazadores, campesinos y carbón, de Ian Morris. Su tesis es una variación de la teoría marxista. Esta afirma que las formas de producción dirigen los modos de pensar, las ideologías. Morris piensa que las necesidades de captar energía determinan los valores de una sociedad. Identifica tres modelos de sociedad -cazadora recolectora, agrícola y dependiente de combustibles fósiles- diferenciados por la cantidad de energía de la que pueden disponer.
Es aquí donde quiero introducir el tema central de El deseo interminable. ¿Qué idea de la felicidad podía tener el campesino angustiado por la amenaza de una mala cosecha y del hambre?