Los comentarios acerca de la posibilidad de guerra en Ucrania terminan diciendo: Todo depende de la decisión de Putin. ¿Es eso verdad? Desde el Panóptico me interesa mucho saber quién declara las guerras.
La preocupación por la influencia de las redes sobre los adolescentes ha provocado un interesante debate en Francia. Gaspard Koenig, autor de La fin de l’individu, un trabajo sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la sociedad, piensa que el poder adictivo de las redes debe ser controlado.
La redacción de El Panóptico sobre la existencia de Dios, me ha animado a escribir sobre la “historia emocional de las religiones” y su relación con la búsqueda de la felicidad.
El tema de Dios sigue interesando mucho, contra todo lo previsible, puesto que en 1882 Nietzsche había comunicado la muerte de Dios, y el 15 de mayo de 1932 Stalin había decretado un “plan quinquenal de ateísmo”, con el eslogan: “No habrá Dios en 1937”. Ninguna de las previsiones se cumplió y la idea de Dios sigue presente en nuestros días.
Un proyecto creador comienza con un elemental “esquema de búsqueda”, cuyo objetivo desconoce, por eso tiene que avanzar a ciegas, tanteando. “¡Qué gran escritor sería yo si consiguiera escribir con el estilo que tengo en la cabeza!”
Para comprobar la eficacia del “método gamma”, voy a ensayarlo sobre un acontecimiento que cambió parte de la historia europea: las cruzadas
Varias circunstancias han hecho aumentar en número de partidarios de la independencia de Catalunya. Sin duda este auge tiene un componente emocional poderoso, pero creo que quedarse en él no hace justicia al movimiento independentista. Se merece que analicemos sus argumentos.
La protesta contra la “racialización” o el “indigenismo” acaba convirtiéndose en un racismo de nuevo cuño.
La idea fuerza que moviliza la argumentación de mi futuro libro es que toda la historia de la humanidad puede contemplarse como un esfuerzo por encontrar la felicidad