He leído la historia de Néstor y Juani. Ambos son trans. El nació niña y ella nació niño. Ninguno de los dos se sometió a cirugía de reasignación sexual. Van a tener un hijo, que lo tendrá Néstor, inseminado por Juani. En la maternidad se ha impuesto la biología sobre el género. Los protagonistas cuentan una dura historia de opresión social, que, afortunadamente, ha tenido en su caso un final feliz. Este caso me reafirma en mi propuesta (El Panóptico 25) de que en el D.N.I. debería haber dos apartados: Sexo y género. Néstor es sexo femenino, por eso puede dar a luz, pero género masculino, por eso puede estar inscrito como tal en el Registro.
Quisiera conseguir la cuadratura del círculo: explicarles de un modo sencillo un asunto muy complejo: la demolición filosófica, social y política de la noción de verdad. No de verdades concretas, sino de la posibilidad misma de alcanzar verdades o, al menos, verdades universales. El año 2016 se popularizó el término “posverdad”. ¿Qué significa vivir en un mundo que ha dejado atrás la verdad, en el que la verdad puede resultar un anacronismo?
PANÓPTICO significa “el lugar desde donde se ve todo”. Michel Foucault popularizó el significado que dio a la palabra su inventor Jeremy Bentham: un observatorio desde donde vigilar una cárcel. Foucault lo integró en su idea del saber cómo manifestación del poder.
“Mermelada, agencia de detectives” tiene una nueva misión: poner en valor el papel de las amas de cría. En el minuto 18 y 39 segundos, José Antonio Marina habla de la historia del servicio doméstico, empezando por las amas de cría.
Contesto a las preguntas del TEST TRANS, que presenté en el número 25 de El PANÓPTICO. Navegar por la literatura trans es difícil porque está acuñando un lenguaje peculiar que es necesario conocer, y que a veces no está bien definido: transexual, transgénero, identidad de género, trans*, transidentidad, no binario, performatividad, interseccionalidad, expresión de género, genero fluido, queer, etc.