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Algunos hechos me hacen sospechar que la marea independentista está retrocediendo y que ha llegado la hora del catalanismo. Tal vez sea un espejismo, pero quiero dejar constancia de ello. Hasta la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie, ha reconocido que “una parte de la base independentista ha desconectado”.

El catalanismo se basa en la valoración y el amor hacia una cultura y una tradición, a la que se quiere proteger. Gran parte del catalanismo clásico no era independentista. Incluso una persona tan relevante en este asunto como Pujol, ha confesado que arribó al independentismo cuando se convenció de que era la única manera de realizar el proyecto catalanista.

Después de la sentencia del Estatut, la conclusión que sacaron muchos catalanes, y que fue fomentada por las élites independentistas, fue que sólo los independentistas eran verdaderos catalanes. Por eso es relevante que hace unas semanas Gabriel Rufián dijera que no era necesario ser independentista para ser un buen catalán. Jessica Albiach, presidenta del Grupo parlamentario de En Comú Podem en el Parlament de Catalunya, defiende un nuevo catalanismo.  El movimiento “El País de demà”, ve necesario redefinir una “nueva catalaneidad”, más allá de los factores de identidad nacional tradicionales, centrado en un conjunto de expectativas para el futuro.

“Observo con simpatía este renacer del catalanismo, y creo que el gobierno y los partidos nacionales deberían hacer lo mismo”

Incluso Jordi Pujol, parece olvidarse de la independencia. Defiende un encaje efectivo en España, y confía en tres medidas para resolver la cuestión catalana: “Poder político y competencial real, una financiación justa y suficiente, además del reconocimiento de la identidad propia”. El catalanismo de centro derecha estudia la formación de un nuevo partido que defienda “un catalanismo en el marco de su tradición política: autogobierno de Catalunya, participación a fondo en la política y la gobernación española, regeneración y búsqueda de la excelencia en política, y europeísmo sin fisuras”.