He interrumpido el trabajo sobre El deseo interminable para preparar una conferencia que pronunciaré esta semana sobre humanismo y medicina. Pero cuando se está trabajando en un proyecto, tenemos desplegadas unas antenas que detectan todo lo que puede tener relación con él. Es un estado de receptividad que siempre me sorprende y encanta.
Buscando información sobre el modo en que los humanos han pensado la felicidad, he dedicado estos últimos días documentándome sobre el modo como han entendido la felicidad perfecta, es decir, la vida en el Paraíso o en el Cielo.
La Historia de los paraísos terrenales y celestiales nos permiten conocer los sueños de la humanidad. Nos sirve de guía para descubrirlas. En el mundo cristiano -y también en el islámico- las primeras imágenes del Paraíso lo identifican con un jardín.
Llegamos a un punto esencial para nuestro proyecto. ¿Qué relación tenía el amor y el matrimonio con la felicidad? ¿Qué expectativas han tenido los contrayentes a lo largo de la historia?
El asco es una emoción que a partir de una sensación física ha ido colonizando aspectos cada vez más simbólicos. Es un proceso que contemplamos continuamente en la evolución de las culturas.
Todas las sociedades se han enfrentado al problema de cómo resolver los conflictos. Llamamos “justicia” a su adecuada resolución. Una de las sorpresas que proporciona El deseo interminable es que muestra que la “búsqueda de la felicidad” se entremezcla con la “búsqueda de la justicia”
La idea de que toda la historia humana deriva de tres grandes pulsiones universales y permanentes, a las que acompañan como guías las emociones universales, y el pensamiento como herramienta expansiva y correctiva. Mis dudas proceden de que no se si esta idea es verdadera.
Todo suceso histórico debe poder reducirse, con mayor o menor número de intermediaciones culturales, a ese breve repertorio de energías afectivas. ¿Cuáles son los mecanismos de ampliación, variación y combinación de los deseos?
Continúo leyendo Cazadores, campesinos y carbón, de Ian Morris. Su tesis es una variación de la teoría marxista. Esta afirma que las formas de producción dirigen los modos de pensar, las ideologías. Morris piensa que las necesidades de captar energía determinan los valores de una sociedad. Identifica tres modelos de sociedad -cazadora recolectora, agrícola y dependiente de combustibles fósiles- diferenciados por la cantidad de energía de la que pueden disponer.
Es aquí donde quiero introducir el tema central de El deseo interminable. ¿Qué idea de la felicidad podía tener el campesino angustiado por la amenaza de una mala cosecha y del hambre?