«El PP propondrá endurecer la Ley del Menor»

Casi siempre que se habla de los adolescentes es por algún motivo dramático, lo que falsea la imagen de la adolescencia. Y eso es malo porque puede convertirse en una profecía que se cumple por el hecho de enunciarse. Ante hechos terribles, como las últimas violaciones, es muy efectista pedir el cambio de las leyes.

Es necesario, pero no suficiente. Es necesario, porque la adolescencia -un término que, por cierto, no tiene entidad jurídica- es un caos legal, que hay que ordenar. No es suficiente, porque la adolescencia es una creación cultural de los adultos, y somos los adultos los que tenemos que reflexionar sobre lo que estamos haciendo. Por ejemplo, somos nosotros quienes estamos sexualizando ferozmente la infancia.

Mis alumnos aprenden sus modelos sexuales en la televisión. Se ha propagado la idea de que el sexo es «the last green corner», un aspecto lúdico de la vida del que no puede venir nada malo, olvidando que, como todos los aspectos importantes de la existencia, necesita unas normas éticas. Con el pretexto de protegerles de las responsabilidades que impedían su educación, estamos educando a los adolescentes en la irresponsabilidad. Son nuestras víctimas.