En defensa de la “felicidad pública”, según el filósofo José Antonio Marina

José Antonio Marina (Toledo, 1939) sigue trabajando a pleno rendimiento: escribiendo libros, haciendo conferencias, concediendo entrevistas…filósofo, ensayista, pedagogo, es su carta de presentación de una sólida trayectoria.

Defensor de que la inteligencia no busca el conocimiento, sino la felicidad y la dignidad. Ha escrito sobre la creación, la voluntad, los sentimientos, el lenguaje, la ética, la religión y la política.

Hace pocos meses desde En Positivo nos hacíamos eco del lanzamiento de su último libro “El deseo interminable: Las claves emocionales de la historia” (Editorial Ariel) donde José Antonio Marina nos revela el papel que juegan las emociones a la hora de entender distintas etapas históricas.

El filósofo sigue de promoción de su libro y dejando siempre perlas de sabiduría.

El deseo de felicidad está en todas las partes. Hoy vemos como existe la ciencia de la felicidad, hay el índice global de felicidad, algunos países crean el ministerio de la felicidad…pero ¿Esta búsqueda de la felicidad es artificial o real?

 “La felicidad es el motor de la historia, esa ha sido mi sorpresa. Al final me di cuenta que en el fondo de cada acción hay un deseo y en el fondo de cada deseo hay una especie de anhelo de algo que satisfaga todos los deseos de una vez para siempre; a lo que llamamos felicidad” explicaba recientemente Marina en una entrevista para el programa ‘Julia en la onda’.

Si bien el pedagogo cree que el concepto de la felicidad se ha manoseado demasiado y puede producir un efecto contraproducente pensando que cada individuo puede lograr su propia felicidad psicológica sin entender la relación que ésta tiene con la justicia, la ética y la felicidad pública. De esta forma se está negando la posibilidad de una felicidad vinculada con la felicidad social y nos convierte en seres narcisistas.

El ser humano cuando cumple un deseo ya está en la búsqueda de otro, y eso tiene su parte buena pues no hace perder la ilusión por la vida, pero también negativa ya que nos puede generar una constante ansiedad e inquietud.

“La felicidad está bien que sea una idea utópica porque es lo que nos ha ido permitiendo buscar cada vez mejores soluciones a los problemas” argumenta, y para ello hay que intentar buscar soluciones compatibles y estar dispuestos a colaborar con otros.

Marina dice que cuando unimos la justicia con la felicidad es cuando se consigue lo que los ilustren llamaban la “felicidad pública” orientada al bienestar social, es decir unir nuestros deseos de felicidad privada con la felicidad de la sociedad y así al mismo tiempo hallar la dicha propia.

Esto explica, entre otras cosas, cómo el altruismo nos permite una evolución mejor y más rápida como seres humanos.

Redacción
En Positivo

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