Navidad sin imposturas
La Navidad es una festividad religiosa que ha perdido su significado. Como ocurre con otras celebraciones –bautismo, primera comunión, boda- la sociedad española ha querido mantener el cascarón habiéndolo vaciado de su contenido. Es lo que llamo impostura. Podríamos dar un sentido auténtico a la Navidad, incluso prescindiendo de su significado religioso. Debería ser la festividad del nacimiento de los niños. Tendríamos que asistir a él con una especial unción si queremos que no sea simplemente el parto de un mamífero. Tomar posición ante este hecho tiene una decisiva importancia. Hay que decidirse. Si es solo un mamífero más inteligente que los demás, o si es una persona que merece la protección del resto de la sociedad. Estamos creando un entorno inclemente para los niños. Save the Children, junto con otras ONGs protectoras de la infancia, ha impulsado una “Ley para la erradicación de la violencia contra la infancia y la adolescencia”. El 18 de Octubre, el ministro del Interior dijo que el Consejo de Ministros la aprobaría antes de finales de 2018. El asunto es urgente. El número de casos de violencia contra menores de edad es dramático. Un modo de celebrar la Navidad sin impostura sería promulgar esta ley.
el simbolismo es imprescindible para el desarrollo del pensamiento abstracto, y la Navidad siempre fue la fiesta por excelencia del pensamiento simbólico. Cambiar los simbolismos culturales por otros nuevos, es un proceso evolutivo que se desarrolla a lo largo de varias generaciones.
Las religiones son el resultado de esa actividad simbólica necesaria para el desarrollo de nuestro pensamiento, otra cuestión es que las religiones terminen siendo secuestradas por grupos que aspiran al poder, y una vez alcanzados sus objetivos de poder, se conviertan en un problema contra-cultural e inmovilista.
De momento, cambiar el simbolismo de Navidad en España, es perder el tiempo, cuando hay otras tareas más importantes que cambiar.
Es mi parecer, felices fiestas.